Terminamos el mes de julio asistiendo a un curso intensivo de inglés en la preciosa isla de Malta, la mayor de las tres islas principales que forman el archipiélago en el que se encuentra. Situada en el mar Mediterráneo, entre Sicilia y la costa norte de África, es una isla pequeña pero densamente poblada, especialmente en esta época del año en la que encontramos numerosos turistas que vienen a disfrutar y aprender inglés en alguna de sus academias. Su capital es La Valeta, donde se localizan los principales edificios administrativos y de gobierno, así como el centro cultural y comercial del país, y cuenta con un clima suave típico mediterráneo, aunque a nosotras nos coincide una ola de calor que hace que las temperaturas sean más elevadas de lo que suele ser habitual.
Una vez llegadas al aeropuerto, nos vienen a recoger desde la escuela de inglés Maltalingua para llevarnos a nosotras y a otros alumnos que también acaban de aterrizar a los apartamentos de la escuela donde nos alojaremos durante nuestra estancia. Nos llama la atención el color amarillo que predomina en la ciudad, más típico de un país árabe, y es que prácticamente todos los edificios de la isla están construidos con rocas de piedra caliza. Es una ciudad de edificios bajos, campos amarillos y carreteras estrechas, por las que circulan los conductores rápidamente y por la izquierda, pues recordemos que Malta obtuvo su independencia de Gran Bretaña en el año 1964, pasando a convertirse en república diez años después.
La primera tarde en el país la dedicamos a reconocer la zona, a pasear por su costa y, como no, a darnos un buen chapuzón en sus aguas tibias y cristalinas.