En una de las clases del
instituto Fredrich-List se preparan a grupos de alumnos inmigrantes para
exponer sus trabajos. La peculiaridad de estos alumnos es que hace pocos meses
que han llegado a Alemania y deben integrarse socialmente para convivir en paz,
y esto a veces no es fácil. Enseñar a alumnos procedentes de países tan
distintos como Iran, Somalia, Afganistán, Guinea, Siria, Rusia o India no es
fácil sobre todo cuando se es mujer, como es el caso de Nathalie. Hacer entender en determinadas culturas que la
mujer tiene los mismos derechos que el hombre y que su palabra vale tanto como
la de ellos, no es cosa fácil. Por eso en estas clases no solo se enseña Alemán
o matemáticas, si no también a relacionarse, y para ello los alumnos preparan
algunos murales donde cada uno explicara a sus compañeros de qué país procede y
cuales son sus costumbres.
En unos pocos meses algunos de estos alumnos han pisado por primera vez una escuela e incluso han aprendido a coger un bolígrafo entre sus manos....ni que decir tiene el manejo de un ordenador!!!. A pesar de todo sorprende la velocidad para aprender un idioma y la necesidad de relacionarse.
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