Una vez llegadas al aeropuerto, nos vienen a recoger desde la escuela de inglés Maltalingua para llevarnos a nosotras y a otros alumnos que también acaban de aterrizar a los apartamentos de la escuela donde nos alojaremos durante nuestra estancia. Nos llama la atención el color amarillo que predomina en la ciudad, más típico de un país árabe, y es que prácticamente todos los edificios de la isla están construidos con rocas de piedra caliza. Es una ciudad de edificios bajos, campos amarillos y carreteras estrechas, por las que circulan los conductores rápidamente y por la izquierda, pues recordemos que Malta obtuvo su independencia de Gran Bretaña en el año 1964, pasando a convertirse en república diez años después.
La primera tarde en el país la dedicamos a reconocer la zona, a pasear por su costa y, como no, a darnos un buen chapuzón en sus aguas tibias y cristalinas.
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