Toda la región de Siena es medieval y cada pueblo conserva las murallas, calles y palacios de la época. Por eso, un recorrido por los alrededores supone un viaje en el tiempo, donde las historias sobre caballeros, monjes, nobles y eremitas confieren un aura de leyenda al paisaje.
La primera visita ha sido a la Abadía de San Galgano cuya silueta sin techumbre se recorta en el cielo plomizo a nuestra llegada. A semejanza del Camelot inglés, San Galgano representa la búsqueda de la paz y el retiro espiritual.
Cuenta la historia que el caballero Galgano, cansado de guerrear, llegó a esta zona para retirarse en oración. Aquí puede verse todavía su espada clavada en la roca (la spada nella roccia) y la primera capilla que se construyó cuando se constituyó la comunidad de monjes en el siglo XII.
No muy lejos de aquí, el pueblo de Chiusdino revela también los orígenes medievales de San Galgano y mantiene la devoción a este santo toscano.
Por último visito Monteriggioni que, encaramado en lo alto de un cerro, observa el paso de los peregrinos que recorren la via Francigena rumbo a Roma.
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